Necesitaba de TÚ abrazo, no el de alguien más
y entre la angustia y la pena te lo solicité.
Pero ya vez, ni aún cuando yo necesite algo dejo de pensar o preocuparme de ti, como de otros.
Yo y mi costumbre de dejarme de lado ante estas cosas.
No negaré que me sentí aún más triste al no oír de tu parte: "voy igual", o "dime dónde estás y voy",
pero cuando menos lo esperaba, y creo que gracias a mi angelito guardián que oyó mi pena,
te puso allí, sin más, tal vez tú sin estar realmente preocupado por mí; pero allí estabas,
allí me viste, me detuviste y me diste aquel abrazo que necesitaba con un tierno beso de consuelo.
Eso cambió radicalmente mi día,
aunque la confusión que tienes sobre mí se hace presente,
agradezco infinitamente que hayas aparecido o te hayan puesto en ese preciso momento
cuando ya pensaba en ponerle fin a tu presencia.
Corazón, comienza a cuidarte...
·**·.·Lizzy·.·**·
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